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Estatuto del Trabajador Autónomo: la cifra de ‘falsos autónomos’ podría elevarse desde los 260.000 actuales al millón

Estatuto del Trabajador Autónomo: la cifra de 'falsos autónomos' podría elevarse desde los 260.000 actuales al millón
Los falsos autónomos son un mecanismo de precarización del empleo

En la mañana de este jueves se aprobaba en el Congreso de los Diputados en nuevo Estatuto del Trabajador Autónomo. La Organización de Profesionales Autónomos denuncia que el 80% del texto se dedique a regular a los falsos autónomos. Esos 'autónomos' que tienen el 75% o más de sus ingresos de un solo cliente y que suman ya los 260.000. O sea, que no son autónomos, sino más bien empleados por cuenta ajena cuyos empresarios han decidido ahorrarse la cotización a la Seguridad Social.

Lo curioso es que el gobierno, en lugar de perseguir esta ilegalidad mediante la Inspección de Trabajo, haya decidido bendecir la fórmula a medio camino entre la relación mercantil y laboral. Por ejemplo, los falsos autónomos tendrán derecho a una indemnización por despido. Y también tendrán derecho a vacaciones pagadas; eso sí, 15 días, un poco más reducidas que los trabajadores por cuenta ajena. Por último, podrán disfrutar del permiso de paternidad como el resto de los trabajadores.

Pero no disfrutarán de antigüedad ni se podrá considerar que forman parte de la plantilla. Una manera evidente de precarizar el empleo, regresando a los antiguos y denostados 'contratos basura'. Por supuesto, los empresarios se frotan las manos. Ya no sólo no serán perseguidos sino que la fórmula del falso autónoma ha sido regulada y bendecida por el legislador. Así que las asociaciones de autónomos no descartan que la cifra de autónomos pudiera elevarse hasta el millón de personas. ¿Por qué no?

Mientras tanto, se ha perdido la oportunidad para resolver muchos de los problemas que afectan a los autónomos de verdad. Un colectivo de 3 millones de personas a las que se les impide contratar a su cónyuge o hijos menores de 30 años, sospechando de contratación ilegal con fines exclusivamente fiscales. Tampoco se ha logrado el paro. Sí se ha conseguido en cambio que el domicilio particular quede fuera del ámbito de la responsabilidad mercantil. Esta era precisamente la razón por la que muchos autónomos se disfrazaban de SL: para limitar su responsabilidad. En resumen: pocos avances para los autónomos reales y gran impulso a la precarización laboral. No está mal para un gobierno que presume de socialista.
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Derivados de crédito y sistema financiero: ¿La prueba del algodón?

Derivados de crédito y sistema financiero: ¿La prueba del algodón?

@S. McCoy - 25/06/2007

Lo que está ocurriendo en Estados Unidos a raíz de la crisis de dos hedge funds de Bear Stearns que habían realizado apuestas erróneas sobre el mercado de deuda subprime es muy gordo. Pero mucho. No sólo porque ha obligado al banco norteamericano a inyectar 3.200 millones de dólares para rescatar los fondos y evitar así una liquidación despiadada de los mismos por parte de sus acreedores –lo que le ha situado en un escalón de vulnerabilidad que le convierte, a 1,5 veces valor en libros, en un bocado muy apetitoso para cualquier interesado que quiera pasar por ventanilla- sino porque pone de manifiesto cómo el sistema financiero empieza a sufrir las consecuencias de los monstruos que él mismo ha creado. Y sólo es un primer paso. Aunque parezca que nos queda lejos, no pierdan esta historia de vista. Es muy importante. Y va a traer importantes consecuencias. Al tiem

Según el Banco Internacional de Pagos de Basilea, las ventas de CDOs (o collateralized debt obligations) alcanzaron un récord de 251.000 millones de dólares en el primer trimestre del año. Este producto, que está en el origen de los problemas de los hedges de Bear Stearns, no es más que una forma de empaquetar el riesgo de un determinado subyacente con objeto de sacarlo del balance mediante su transmisión onerosa a terceros compradores. El riesgo que se transmite abarca todo el abanico de posibilidades por lo que a calidad y liquidez del mismo se refiere.

Aunque inicialmente los CDOs estaban respaldados por activos líquidos y de buena calidad, la búsqueda de una rentabilidad adicional por parte de los adquirentes, creadores de la demanda final, permitieron a los vendedores ir añadiendo realidades más dudosas y de difícil valoración inmediata. Prueba de ello es que, en el último dato del BIS, los CDOs que empaquetaban valores respaldados por activos reales (asset-backed securities) crecieron un 21% sobre el dato anterior gracias fundamentalmente al segmento de hipotecas subprime.

Y donde hay oportunidad de negocio, ahí está la banca detrás. Este no podía ser un caso aparte. Así, los derivados de crédito han pasado, en pocos meses, de ser cobertura contra los riesgos intrínsecos de las propias entidades, a utilizarse para obtener pingües beneficios mediante la asunción de riesgo de contrapartida contra terceros compradores del mismo. De hecho, una encuesta realizada por la agencia de rating Fitch entre entidades financieras a finales de mayo, revelaba cómo sólo el 30% de los entrevistados destinaban los derivados de crédito a proteger su cartera de riesgos, mientras que un 51% reconocía que era un instrumento más de trading dentro de su actividad ordinaria. Parte de los importantes resultados publicados por algunos de los principales bancos de inversión, como Morgan Stanley o Deutsche Bank, tenían su origen en operaciones acertadas sobre este novedoso activo, lo que indudablemente ha contribuido a que la bola se hiciera más grande.

El asunto es relevante. Nos encontramos ante un mercado que ha alcanzado un volumen total de 33 billones de dólares (billones españoles) frente al billón que suponía a inicios de este siglo. En el que el problema de Bear Stearns supone un 0,01% del total y eso que se ha convertido en el mayor rescate de un hedge fund desde la crisis del LTCM de 1998. Donde los activos respaldados por subprimes, según Credit Suisse, superan los 800.000 millones de dólares.

Y en el que cada vez más el riesgo se deriva no tanto del instrumento en sí sino del subyacente utilizado. Un mercado para el que se oyen constantemente gritos de "que viene el lobo" tanto por parte de los supervisores, encabezados por Trichet, como por parte de algunos intervinientes del mercado que han pedido medidas antimanipulación de forma abierta. Y que lleva prácticamente desde su nacimiento sin vivir un stress test de los de verdad.

Habrá por tanto que monitorizarlo de cerca. De momento, el sector financiero americano ya ha empezado a hablar con su comportamiento bursátil de los últimos días pese al boom de resto de los negocios y la subida de los tipos de interés a largo. Algo tendrá el agua cuando la bendicen. Buena semana a todos.

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Los siete pecados capitales de la inversión

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Los siete pecados capitales de la inversión


@S. McCoy - 18/06/2007

No hace ni una semana que esta misma columna recogía los que, a juicio de Jonathan Burton de Marketwatch, son los cinco errores clásicos de inversión y Smartmoney nos sorprende con una portada que reza "los siete errores a evitar con el dinero", en un artículo firmado por Nicole Bullock y Janet Paskin. Su similitud con los siete pecados capitales es tal, que en este lunes de resaca futbolística no me puedo resistir a hacer una analogía.

Primer pecado. La lujuria. Como no podía ser de otra manera, encabeza la lista. Todo acto desordenado que persigue satisfacción inmediata. ¿No es así como gobernamos nuestras finanzas? Smartmoney lo define de un modo más elegante con ciertas referencias también del Nuevo Testamento. Literalmente. "Tu mano derecha ahorra, tu mano izquierda gasta" sin uniformidad entre ambas. Similar al primer error: "no saber lo que se quiere de Burton". Se refiere a la ausencia de planificación financiera.

Segundo pecado. La pereza. La falta de actividad. El conformismo. Cuentas abiertas en mil entidades con saldos nimios. Dinero muerto. El dejar las cosas como están, no vaya a ser que… Liquidar rápido las ganancias y aguantar "a perpetuidad" las pérdidas. No reflexionar sobre el coste de oportunidad. Clavado también al "enamorarse de una acción o estrategia" que definía Burton.

Tercer pecado. La gula. Concentrar demasiado el riesgo en aquellas inversiones que pensamos que van a funcionar bien. Incluido el inmobiliario. No diversificar adecuadamente . Infravalorar los riesgos asociados a inversiones en las que los huevos rebosan la cesta. Considerar que algún activo en el que depositamos nuestros ahorros, como la vivienda, no está sujeto a los vaivenes de mercado lo que nos lleva a concentrar posiciones.

Cuarto pecado. La soberbia. Smartmoney: "la tendencia a sobreestimar nuestras habilidades". En otras palabras: creerse el más listo de la clase. Normalmente a éste le espera el mercado a la vuelta de la esquina. Doy fe. Los teólogos definen la soberbia como el intento por parte del hombre de ponerse a la altura de su Creador. Por encima del bien y del mal. De ahí vienen los nuevos paradigmas, la complacencia y la minimización del riesgo implícito de las inversiones que recogiera Burton en su terecer error: "pensar que esta vez es distinto".

Quinto pecado. La envidia. Rencor o tristeza por la buena fortuna de alguien acompañada del deseo de poseerla, tal y como la definen los clásicos. Dónde va Vicente, va la gente. El "seguir las modas" de Burton. Smartmoney es demoledor: los inversores actúan como los hamsters. Siguiendo a la multitud. Poco importa que racionalmente haya que hacer lo contrario. Pensar que la masa no se equivoca o que, si lo hace, mi riesgo es menor por ir de la mano de ella cuando es justamente lo contrario. Uno de los más peligrosos.

Sexto pecado. La avaricia. Querer alcanzar las metas financieras por el camino más corto. Falta de visión a medio plazo. Preferir los rumores de mercado, y la rentabilidad inmediata que pueden producir, a la asignación adecuada de activos derivada de criterios racionales. Carpe diem. Vivir el momento, dice Smartmoney. En sus palabras: "tendencia a valorar los costes y los resultados de forma inmediata". Maldito cortoplacismo que preside el mercado.

Séptimo pecado. La ira. La toma de decisiones desde la frustración de la decisión anterior. Continuar un error de inversión con otro error añadido. Dos ejemplos. Pecado de acción: hacer media a la baja cuando una acción cae justificadamente. Pecado de omisión: emperrarse en que los ciclos no cambian y apostar por sectores que ya no están en el favor del mercado en general. ¿Tecnología en el 2000-2001? Pensar sólo en términos de pasado y no de futuro. No creer en el cambio.

Resumen. Falta de planificación patrimonial, ausencia de actividad, no diversificar, creerse el más listo de la clase, actuar en función de lo que hacen los demás, no saber esperar y apagar un fuego con otro más grande, son los siete pecados capitales de cualquier inversor a juicio de Smartmoney. La lista está abierta a sus sugerencias. Les espero con sus comentarios. Buena semana a todos.

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