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Greenspan ve los tipos de interés en el 10% en 2030

Greenspan ve los tipos de interés en el 10% en 2030 - Cotizalia.com

Greenspan ve los tipos de interés en el 10% en 2030


Efe - 17/09/2007 10:26h      Actualizado: 17/09/2007 14:24h


Greenspan ve los tipos de interés en el 10% en 2030
 

Alan Greenspan, el que fuera el máximo responsable de la política monetaria de Estados Unidos durante casi dos décadas, vuelve a ser noticia. Y lo es precisamente la víspera de la renunión de mañana de la Reserva Federal (Fed).

El ex presidente del banco central estadounidense asegura en su esperado libro de memorias, tituladas "La era de la turbulencia: Aventuras en un mundo nuevo" y que hoy se ponen a la venta, que el organismo deberá subir los tipos de interés hasta alcanzar porcentajes de dos dígitos para 2030, si quiere mantener controlada la inflación. De hecho, según recoge The Wall Street Journal, que se ha hecho con una copia del libro por adelantado, Greenspan advierte incluso de que los precios podrían dispararse hasta el 5% si la Fed no aplica esta subida de tipos.

Precisamente, en unas declaraciones al diario Financial Times con motivo de la publicación de su autobiografía advierte a sus sucesores, que se reúnen mañana para fijar los tipos de interés, contra la tentación de reducirlos drásticamente, ya que el riesgo de "rebrote inflacionario" es mayor ahora que cuando él estaba al frente de la institución.

Respecto al mercado inmobiliario. predice como mínimo una caída próxima al 10% de los precios de la vivienda en Estados Unidos y agrega que no le sorprendería que aquélla fuera incluso de dos dígitos. En su opinión, el precio del riesgo había caído a niveles bajísimos, "imposibles de sostener: los inversores habían desarrollado una adicción de cocainómanos a los valores apoyados en activos que ofrecían una rentabilidad algo superior a la de los bonos del Tesoro".

Los instrumentos de inversión fuera de balance que emitieron buena parte del papel comercial basado en activos eran un nuevo "desastre de las cajas de ahorros e hipotecas estadounidenses" que tenía que producirse por la desproporción entre los activos y el pasivo. En otra entrevista, esta vez con The Daily Telegraph, Greenspan señala que lo extraño es que la crisis, inevitable, haya tardado tanto tiempo en estallar.

Duras críticas contra George Bush

En sus memorias, por las que aparentemente ha recibido un adelanto de ocho millones de dólares, el octogenario Greenspan habla sin tapujos. Tras casi dos décadas de declaraciones ambiguas y eufemismos sobre la economía, al ex presidente de la Reserva Federal se le ha soltado la lengua en su libro, en el que el presidente de Estados Unidos no sale muy bien parado.

"Tras años de hablar 'Fedspeak' (el "lenguaje" de la Reserva Federal) en sus comparecencias ante el Congreso cuidadosamente preparadas, !finalmente podré usar mi propia voz!", dice Greenspan al escribir el libro, de 544 páginas, en un blog en la página de Internet de Amazon.com. Bush probablemente hubiera preferido que mantuviera su lenguaje enredado.

Las puyas de Greenspan, que es republicano, se refieren principalmente al descontrol fiscal durante el Gobierno de Bush, pero tal vez al presidente le duela más una corta mención sobre el tema que ha definido su mandato: la guerra en Iraq.

Detrás de la guerra de Iraq está el petróleo

"Me entristece que sea políticamente inconveniente reconocer lo que todo el mundo sabe: La guerra en Iraq es principalmente por petróleo", dice Greenspan. El secretario de Defensa, Robert Gates , salió, sin embargo, al paso como apaga fuegos y lo negó. "Sé que es la misma alegación que se hizo sobre la Guerra del Golfo de 1991 y simplemente creo que no es cierta", señaló Gates, quien dijo tener "mucho respeto" por Greenspan. EEUU invadió Iraq para acabar con un dictador agresivo que constituía una fuerza de desestabilización en toda la región, remarcó Gates.
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Esto se cae -

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Esto se cae

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@Fátima Martín - 15/09/2007

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Feo panorama el de las inmobiliarias españolas. Tras una década de exuberancia irracional, se encuentran con que ahora se vende poco, bajan los precios, descienden los ingresos por ventas, las deudas les ahogan, sus acciones caen en bolsa, congelan los dividendos, los bancos ya no financian sus aventuras, los auditores comienzan a entrar en los consejos, y su imagen dentro y fuera de España es manifiestamente mejorable. Los resultados en lo que va de año de las inmobiliarias y constructoras cotizadas ya reflejan con toda su crudeza el cambio de ciclo. El balance de las no cotizadas tampoco parece mucho mejor. Este 2007 se está revelando como el primero de los 'annus horribilis' del sector.

Antes apenas recibía llamadas de las oficinas inmobiliarias, y cuando se ponían en contacto con él, era para ofrecerle pisos muy caros que no se podía permitir. Durante el verano, sin embargo, su móvil no ha parado de sonar. Tres, cuatro e incluso cinco veces al día. Los agentes de la propiedad inmobiliaria le ofrecían un sinfín de pisos y casas como el que vende melones en un mercado de abastos. Pero ahora Juan Español no está interesado en comprar. Sabe que el sector está mal y va a esperar a que los precios estén a precios más asequibles. "Cuesta 450.000 euros, pero si hablamos con el comprador nos los deja por 300.000", le dice el API. "No estoy interesado", dice Juan Español. "Incluso es posible llegar a 275.000", insiste. Pero Juan Español le vuelve a decir que no. Ahora, prefiere esperar.

Pintan bastos para las inmobiliarias. Los datos hablan por sí solos. En el primer semestre del año en curso, los ingresos por actividad residencial han descendido un 30,9% en el caso de Fadesa, un 53% en el de Realia, un 31,1% en el de Colonial, y un 12,6% en el de Sacyr. Todas ellas han vendido menos viviendas que en el mismo periodo del año anterior. Concretamente, un 26% menos Fadesa, un 42% menos Colonial y un 52,3% menos Realia. Esta última incluso ha rebajado su objetivo de ventas anual "en vista de la ralentización del mercado residencial, que ha afectado a las preventas del primer semestre". Son datos que las propias compañías han enviado a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV). Por si fuera poco, el servicio de estudios del BBVA anunció ayer que prevé una rebaja de 125.000 viviendas iniciadas en 2008 y que el precio subirá menos que el IPC, un 1,4%.

"Todo el mundo sabe que aquí hay una burbuja que tiene que explotar. Y no va a ser suave". En estos términos se expresaba a la vuelta del verano un experto del sector, que confiesa que ha vendido todas sus acciones en bancos e inmobiliarias. La pérdida de capitalización bursátil de 10.000 millones de euros de promotoras y constructoras expuestas al ladrillo en sólo dos meses avalan sus temores.

Colonial anunció a finales del turbulento mes de agosto que no tiene previsto en la actualidad distribuir dividendo alguno con cargo a los resultados del presente ejercicio y no repartirá cantidad alguna entre sus accionistas mientras su endeudamiento sobre el valor bruto de los activos supere el 65%. Se trata de una condición impuesta por Calyon, Goldman Sachs, Royal Bank of Scotland y Eurohypo, entidades que financiaron con 7.177 millones de euros buena parte de sus últimas compras. Por si fuera poco, la inmobiliaria indicó que cabe la posibilidad de que, previo acuerdo de las partes, "las condiciones de financiación actualmente establecidas así como los compromisos financieros resulten modificados y puedan resultar más gravosos para Colonial", lo que empeoraría su situación.

"El principal riesgo es el temido credit crunch: que la banca retire el crédito bruscamente y acabe de ahorcar a más de uno. Y luego está el efecto contagio. Estamos esperando más casos como el de Astroc. Concretamente, se baraja la suspensión de pagos en breve de más de media docena de promotoras. Las más activas en el segmento de la segunda residencia, especialmente en costa y muy endeudadas son las que más papeletas tienen", reconocen los expertos.

La propia Metrovacesa, cuyos datos reflejan un aumento del 38,8% en sus ingresos por actividad residencial, confirma la tendencia: "La demanda y el ritmo de ventas se están desacelerando en todo el territorio nacional, de forma más acusada en el segmento de la segunda vivienda en costa", aseguran.

La situación de las no cotizadas, no necesariamente pequeñas, es alarmante, a tenor de sus declaraciones: "No es que el mercado se está enfriando, es que está congelado. No se vende nada. Pero además hay mucha incertidumbre. Hay empresas que operan en la Costa del Sol que no han vendido ninguna unidad en julio y agosto", aseguran. Y lo que es peor, ven cómo el parón se está contagiando a la primera residencia: "sólo se venden viviendas pequeñas en los centros de las ciudades", observan.

Cierre masivo de oficinas inmobiliarias

Sólo en Andalucía, han cerrado unas 4.000 oficinas inmobiliarias en los últimos meses, expulsando a unos 12.000 empleados, ha declarado el presidente de la Asociación Empresarial de Gestión Inmobiliaria (AEGI) en esta comunidad, especialmente castigada por la crisis.

En el resto del país, no pinta mucho mejor. "Promotores que hace un año se peleaban por una parcela en un PAU nuevo, ahora ni reciben a los vendedores", afirma un empresario del sector afincado en Madrid. También reconoce la difícil coyuntura de las compañías e intentar explicar los porqués: "El ciclo expansivo ha terminado y les ha pillado muy endeudadas. El ajuste se produce porque el comprador ha cambiado. Ya no hay inversores sino particulares que vivirán en las residencias que compran". Para él, las más perjudicadas son "las promotoras recién llegadas que han comprado suelo caro endeudándose mucho con la caja de ahorros local".

¿Y qué pasa con las grandes y medianas? "Afortunadamente, algunas tienen pulmón gracias a sus reservas de suelo, han reorientado el negocio, están ajustando precios para liquidar o entran en el segmento de la vivienda protegida", aclara el empresario. "Lo que está claro es que los departamentos de marketing echan humo para intentar colocar producto", añade.

Así pues, las promotoras se han aprestado a tirar la casa por la ventana: Metrovacesa ofrece 1.000 euros a los compradores de piso que se casan (Ayuda a las parejas), 500 euros por hijo (Baby Boom ) y otros 500 euros a los inmigrantes ( Ayuda al Pasaporte). Acciona regala el garaje y el trastero, Nozar rebaja el precio de la entrada, y la inmobiliaria de Carrefour entrega 1.500 euros a gastar en sus supermercados. Y lo que te rondaré morena.

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Contagio: ¿gripe española o norteamericana?


  
Crisis de financiación

Contagio: ¿gripe española o norteamericana?

La crisis de financiación internacional no debería ser grave ni prolongarse mucho más en el tiempo.
Alberto Recarte.
I. Las consecuencias de las hipotecas subprime
 
Las bacterias –reconocibles, tratables– que han infectado el sistema financiero internacional son, hoy por hoy, norteamericanas. Se trata de las denominadas "hipotecas subprime", hipotecas realizadas sobre propiedades que han perdido valor y cuyos dueños pueden no ser capaces de hacer frente a los pagos de las correspondientes cuotas. Todos los agentes que intervienen en ese tipo de operación saben que son activos financieros con elevado riesgo de impago. Por eso, los bancos que las concedieron en su momento las venden a otros agentes, con un gran descuento, con lo que ese riesgo desaparece de su balance y migra al de esos otros agentes financieros no bancarios. Nada nuevo. Ese mercado existe desde siempre. Lo nuevo es la extensión del fenómeno: hay muchas más hipotecas subprime que antes, en parte porque los bancos concedieron más crédito hipotecario del debido, al amparo de los bajísimo tipos de interés que han existido en estos años, y porque sabían que era posible vender todo tipo de activos, de buena o mala calidad, a muchísimos otros agentes no bancarios, dispuestos a asumir ese riesgo, a cambio de una elevada rentabilidad, que puede más que compensar las pérdidas derivadas de las hipotecas que, efectivamente, terminen por impagarse.
 
El segundo elemento nuevo es que los agentes que compran esos activos son, en la mayoría de los casos, fondos de alto riesgo o hedge funds, que muchas veces tienen la consideración de entidades de la máxima calidad, que obtienen financiación, básicamente, mediante la emisión de participaciones (acciones) sobre sus activos y que suelen tener, también, líneas automáticas de crédito concedidas por la banca. Ellos, esos fondos, esos hedge funds de alto riesgo, son el filtro mágico que transforma activos de mala calidad en otros de primera y a quien las agencias de rating otorgan la máxima calificación crediticia, pues los activos malos –las hipotecas subprime– son proporcionalmente poco importantes en la cartera de la mayoría de esos fondos, y el buen nombre de los gestores de esos fondos y las buenas calificaciones de las agencias de rating hacen el resto.
 
El tercer elemento nuevo, por el papel predominante que juegan para calificar el riesgo de las carteras de las entidades financieras, son esas agencias de rating a las que he hecho referencia, que dictaminan cuál es la calidad crediticia de cada cliente de cada banco. Sólo existen tres de nivel mundial, Standard and Poors, Moody's y Fitch.
 
II. La extensión de la crisis de financiación.
 
Todo el sistema de intervención y control de los Bancos Centrales sobre el sistema financiero se centra en las entidades bancarias, ya sean cajas, bancos o similares; en su solvencia y liquidez. El sistema no está preparado para controlar a los hedge funds, las private equities, ni a las propias agencias de rating, por hablar, sólo, de estos tres tipos de agentes, que hoy juegan un papel fundamental en el mercado financiero.
 
Esos fondos tienen acceso a líneas de financiación bancarias, a corto plazo, para financiar sus actividades si se les presentan problemas de liquidez. En esta ocasión, el temor a la calidad de la cartera de algunos de esos hedge funds, les privó de la posibilidad de financiarse como habitualmente lo hacen, en el mercado, emitiendo participaciones entre los inversores finales, personas o sociedades. Nadie quería esas participaciones, papel de esos fondos, hace unas semanas. Y esos fondos tiraron de sus líneas bancarias como alternativa para financiarse. Y los bancos se encontraron sin liquidez suficiente para hacer frente a su funcionamiento ordinario y a esa demanda extraordinaria e inesperada. Y por eso los Bancos Centrales intervinieron, dotando de liquidez a todas las entidades financieras que lo necesitaban. Porque, en ese momento, –que todavía dura– ningún fondo resultaba fiable para los inversores. E incluso los bancos que prestaban en el mercado interbancario a otros bancos solventes y responsable dejaron de fiarse de ellos y les cortaron la financiación. Se paralizaron las transacciones financieras. Todos eran sospechosos. Todos podían tener muchos activos de mala calidad. Y las agencias de rating podían haberse equivocado con todos. Conclusión: nadie prestaba a nadie. La intervención de los Bancos Centrales estuvo, y está, plenamente justificada.
 
No así, en mi opinión, la decisión de reducir los tipos de interés, que sería la forma de facilitar la financiación de cualquier operación pasada de cualquier inversor; en particular, de los que se han arriesgado más de lo debido para lograr una rentabilidad por encima de lo normal en el mercado. Sería la peor de las políticas. Sí al suministro temporal de liquidez –hasta que se examinen las carteras de los principales bancos y fondos–, y no a la absolución general, que es lo que supondría un descenso indiscriminado de los tipos de interés.
 
La bacteria que ha infectado, en esta ocasión, al sistema financiero es norteamericana. Y no tiene por qué causar una enfermedad grave y generalizada. Las hipotecas subprime, por más importantes que parezcan –estamos hablando quizá de 500.000 millones de dólares– son un porcentaje muy pequeño del conjunto del balance de los fondos y bancos que operan en el mundo.
 
III. La infección española.
 
En lo que respecta a España y a la polémica sobre si esa crisis financiera nos ha afectado o no, o si nos va a afectar, hay que comenzar por reconocer que en los últimos dos meses ha sido muy difícil financiar cualquier operación en los mercados. Y España utiliza, más que casi ningún otro país, la financiación internacional para obtener dinero con el que mantener nuestro crecimiento. Estaremos afectados, en ese sentido, durante todo el tiempo que dure la incertidumbre sobre la calidad de los activos de los principales bancos y fondos a nivel internacional.
 
Pero se está extendiendo otra bacteria, específicamente española, que se nutre de las dudas sobre la calidad del crédito a algunos promotores inmobiliarios, a algunas empresas que se han lanzado a comprar o invertir en otras empresas para crecer con financiación ajena, y a muchas familias, muy endeudadas, que pueden encontrarse con que sus viviendas pueden llegar a valer menos del valor de la hipoteca que tiene pendiente de pagar.
 
El desencadenante de la infección sería –será– el exceso de oferta sobre la demanda de viviendas y otros activos inmobiliarios y el previsible, e inevitable, descenso en el valor de las propiedades en el primer caso, y el exceso de endeudamiento empresarial en el segundo. Los elementos nuevos en el caso español serían los excesos de financiación por parte de los bancos y cajas y el acierto o error de las sociedades de tasación y de las mismas sociedades de rating.
 
A nivel internacional se empieza a desconfiar del riesgo español. No se desconfía de la solvencia del sector financiero porque, además, los bancos y cajas españoles también han descargado sus balances de operaciones hipotecarias y de operaciones con hedge funds y entidades de private equities. Y en España no son muy significativas las denominadas hipotecas subprime. Pero existe temor a la evolución de los precios de los activos inmobiliarios y a que sea posible que el sector de la construcción deje de crecer. Y existe temor a que haya vínculos, –como los existentes entre bancos y hedge funds en muchos países y que explican la crisis financiera internacional–, entre los inversores y fondos que han comprado esos activos a los bancos y cajas españoles y esas propias entidades. No es así, en mi opinión. En España no se han desarrollado ese tipo de líneas automáticas de crédito de forma general.
 
Existen, sin embargo, otros motivos para desconfiar del riesgo en España: los altos precios inmobiliarios, el aumento del desequilibrio entre oferta y demanda inmobiliaria, el endeudamiento familiar, el exceso de financiación sin suficientes garantías –a otros precios– a muchas empresas. Cuando esos factores afecten al crecimiento de forma suave, o brusca, serán muchas las operaciones de préstamo y crédito de cajas y bancos que tendrán dificultades pues el optimismo de estos años de crecimiento y los bajos tipos de interés han reducido las garantías que tradicionalmente han exigido las entidades financieras para la concesión de préstamos y créditos y un descenso brusco, o suave, de la actividad, junto con tipos de interés más altos, sí podrían afectar a la cuenta de resultados de la banca. Pero se trataría de una crisis financiera clásica, sin los elementos que se han puesto de manifiesto en la crisis de las hipotecas subprime, en definitiva los vínculos entre bancos y fondos de capital riesgo o hedge funds y las dudas respecto a la calificación de los riesgos por parte de las agencias de rating.
 
Al Banco Central Europeo le preocupa España, y le gustaría mantener altos los tipos de interés, –ahora que Alemania los soporta–, para pinchar los excesos de crédito en España y evitar un contagio que partiría de España hacia el resto de la Unión Monetaria Europea.
 
IV Conclusión.
 
En conclusión, la crisis de financiación internacional no debería ser grave ni prolongarse mucho más en el tiempo. Pero será más difícil financiar operaciones de riesgo, pues el análisis va a ser más riguroso y las concesiones de créditos serán menores. Ello impondrá racionalidad y compensará los excesos de facilidades crediticias que hemos visto en los últimos años.
 
Por su parte, el cambio de ciclo económico en España se acelerará porque será más complejo financiar operaciones inmobiliarias y las de cualquier otra naturaleza que hasta ahora la banca española financiaba con demasiada facilidad. En definitiva, un final de ciclo anunciado, que se acelerará, en mi opinión, por factores externos, pero provocada por nuestros conocidos desequilibrios.
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Criteria, la huida hacia delante de La Caixa

Criteria, la huida hacia delante de La Caixa


@S. McCoy - 05/09/2007


Se ha abierto la caja de los truenos. No lo duden. La operación Criteria va más allá de lo que asoma en la superficie y ahonda en la conveniencia de una figura, la de las Cajas de Ahorro, que se ha convertido en un anacronismo en el sistema bancario actual, olvidados ya los fines para los que inicialmente fueron creadas. Dios salve a la Obra Social, o lo que queda de ella.

Porque, en definitiva, lo que pone de manifiesto la salida a bolsa de Criteria, con independencia de los activos mejores o peores que la integren -que, a día de hoy, no dejan de ser cuarto y mitad de Fastibex con sesgo a utility-, es la incapacidad de estas entidades para conseguir financiar la expansión natural de sus actividades por la vía del uso de sus recursos propios. ¿Dónde quedó la posibilidad de cotización de las cuotas participativas, eterno nasciturus, nunca parido? En el recién abolido limbo de los legisladores. Tres avemarías por las almas de la normativa que han abocado a las Cajas al uso de fórmulas no tan novedosas para hacer frente a sus propias limitaciones.

Y es que ése, y no otro, es el objetivo último de la salida a bolsa de un holding que se situará entre las diez primeras compañías del Ibex: crecer en el negocio bancario. Más claro no pudo ser Fornesa en su puesta de largo de ayer. Claro que nadie se acordó de recordarle sus veleidades con el Deutsche Bank en momentos del ciclo no muy distintos a los actuales y que hicieron sudar la gota gorda a más de uno en la entidad. La Caja que no conoce su Historia está condenada a repetirla.

Dicho esto, la operación tiene más puntos positivos que negativos para La Caixa en particular y para el conjunto del mercado en general. Por una parte, permite a la entidad catalana crecer más rápidamente, a la vez que le abre las puertas del mercado con su doble vertiente positiva de exigencia en la gestión y transparencia en las operaciones. Por otra, supone un paso más en el acercamiento de las cajas al sometimiento de aquellos estándares del mercado que rigen para el resto de los integrantes del sistema bancario, en sentido amplio, patrio. No es de extrañar que Bancaja, por poner sólo un ejemplo, haya iniciado un camino paralelo.

Y es que la actualización de la figura de la Caja de Ahorros es un imprescindible en nuestro país, como lo es en Italia con los Bancos Popolari o en Alemania, donde la figura equivalente es la de los Landesbanks, de tan infausta gestión reciente. Habría que ver lo que diría Botín, el Viejo, viendo el panorama actual. Usted puede ser, con carácter general, menos eficiente que yo, más agresivo en la concesión del crédito, pelear por los depósitos, rendir cuentas ante un innominado como los impositores y, además, y por si fuera poco, comprar bancos. Pues sí que estamos buenos. Y no le faltaría razón. Queda dicho.

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