El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, discrepa abierta y públicamente de la canciller alemana, Angela Merkel, sobre la mejor manera de capear la crisis. Contra lo que se cree, los fundamentos de tal discrepancia no son económico-ideológicos, sino históricos.
De la Gran Depresión que empezó en 1929, la sociedad americana y sus economistas sacaron una lección: cuando ha estallado una burbuja financiera no se debe reaccionar cerrando el grifto del crédito, porque entonces la actividad económica se paralizará durante años.
En Alemania la política económica practicada entonces fué exactamente la contraria que en USA y sus consecuencias fueron exactamente las contrarias: al no dejar de meter dinero en la economía, se produjo una hiperinflación que provocó la caída de la República de Weimar y la llegada de los nazis al poder.
En la gran crisis del siglo XXI (¿quien y cuando encontrará un nombre?) Obama exige que continúen y aún aumenten las ayudas de los Estados a sus respectivas economías, aún a riesgo de que contraigan déficits públicos insoportables; por su parte Merkel aboga por un ajuste de las cuentas públicas de todos los Estados, aún a riesgo de que al recortar gastos y subir impuestos las economías entren en una prolongada fase depresiva.
Desde luego que los dos políticos cuentan con eminentes economistas que apoyan sus respectivas recetas, pero en realidad ambos están condicionados por la historia de sus países. Es verdad que el mundo es otro, que el contexto económico apenas guarda relación con el de los años 30, es verdad todo lo que se quiera…Pero el temor americano a la Gran Depresión es solo comparable al horror alemán de la hiperinflación. La memoria histórica, funciona para bien en Alemania y Estados Unidos.
Desde el punto de vista teórico, la memoria de Keynes y de Hayek sobrevuela el encontronazo Alemania-USA. Keynes, el economista británico cuyas teorías marcaron el siglo XX, acertó al diagnosticar que de la Gran Depresión se saldría con gasto público, aunque antes de 1929 nunca supor ver la tormenta que se venía encima. Hayek, el economiasta austriaco que fué galardonado con el Premio Nobel pocois años antes de morir, es la otra cara de la moneda: explicó porque se había producido el caos económico del 29, pero sus recetas para salir del mismo agravaron la situación en Estados Unidos.
En términos políticos Keynes ha sido y sigue siendo el icono de los socialdemocratas que confían en el Estado para resolver cualquier problema. Hayek, cuyo relevo fué tomado por Milton Friedman (otro Nobel de Economía) es el que presta fundamento doctrinal a los conservadores y liberales que defienden el mercado como motor y doctor económico.
¿Quién ganará? En el inminente encuentro del G-20 en Toronto deberíamos encontrar las primeras pistas, aunque el pronóstico mas fácil y seguro es el del empate, habitual en este tipo de reuniones político-tecnocráticas, cuyas resoluciones, textos y comunicados dan pié para entender una cosa y su contraria.
Pero la historia está ahí.
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Publicado por VRedondoF para FED el 6/25/2010 08:35:00 AM