Henry Ford fue sin duda uno de los personajes más importantes del inicio de la historia del automóvil. Incluso podríamos decir que su importancia para la industria en general y para la sociedad en particular fue capital, debido a sus métodos productivos o a la popularización del automóvil, haciendo que este incipiente medio de transporte en los comienzos del S. XX estuviese al alcance de un gran número de personas de poder adquisitivo medio y no sólo de los estamentos más elitistas.
Entre otras cosas, siempre se nombra a Henry Ford como el inventor de la cadena de montaje tal y como la conocemos hoy en día y el popularizador de la producción en masa de forma industrial. Poner en duda este episodio de la historia podría parecer demasiado aventurado, ya que Henry Ford está considerado por todo el mundo y sin ningún género de dudas como tal, pero hay otro personaje en la industria automovilística de Detroit que se adelantó en llevar a cabo esta idea, si bien de una forma todavía no tan pulida: Ransom Eli Olds, de Oldsmobile.
Henry Ford instaló en 1913 en su planta de producción las cintas de ensamblaje móviles, que permitían un gran incremento de la productividad. De esta forma, el chasis del automóvil se iba desplazando automáticamente hasta los puestos en donde sucesivos grupos de operarios realizaban en él las tareas encomendadas, dando como resultado una unidad totalmente terminada al final de la cadena.
Gracias a este método, la producción fue en aumento y los costes, a su vez, se abarataron sucesivamente. En 1914, se produjeron más de 250.000 unidades del Ford T, el vehículo emblemático de la Ford Motor Company, y en 1916 la producción llegó a las 470.000 unidades, con un precio de venta rebajado a 360 dólares por vehículo.
Sin embargo, Ransom Eli Olds fue, unos cuantos años antes, el que trajo la producción en masa a la entonces incipiente industria automovilística de Detroit. Su Oldsmobile Curved Dash estuvo en producción desde 1901 hasta 1907, del cual se produjeron más de 19.000 unidades en total. De hecho, podría considerarse el primer automóvil de gasolina producido en masa de la historia, ya que en 1904 se vendieron más de 5.000 unidades del modelo, por lo que todo indica que había detrás algún tipo de sistema industrial para su producción.
Es más, Olds desarrolló y patentó la primera línea de montaje, donde ya estaban presentes características como estaciones de trabajo fijas a lo largo de la línea, piezas estandarizadas e intercambiables y operarios que debían realizar un trabajo muy específico, sencillo y repetitivo. Los resultados hablan por sí mismos: si en 1901 produjo 425 vehículos, en 1902 la cifra llegaba a 2.500 y en 1905 a 5.000 unidades. Henry Ford y su compañía, sin embargo, perfeccionaron posteriormente el sistema convirtiéndolo en algo imprescindible y sobre todo mucho más efectivo, pudiendo alcanzar cifras de producción mucho mayores y de auténtico récord para la época.
Vía: Jalopnik
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