X FECHAS

mis 17

ENLACES

+ vistas

varios

VARIOS


Contador Gratis
relojes para blogger html clock for websites contador de usuarios online
PULSAR   1  de arriba para cerrar pestaña

[PEyT] ANGEL O DEMONIO - Jose Ignacio Lopez de Arriortua

[http://www.elmundo.es/larevista/num64/textos/super1.html]

NOTA DE VRedondoF :
Es una pena que PERSONAS como Arriortua acaben siendo "machacados".
Cuanto hubiera ganado GM si no le hubieran "PUTEADO" como le putearon ???.
Una pena que a PROFESIONALES de esta valia sean desaprovechados asi , es evidente que despues del accidente el se cansara y "tirara la toalla".






Ignacio López de Arriortúa


Ignacio López de Arriortúa había volado a Suiza para asistir a una de las habituales reuniones que los lunes se celebraban en la sede de Generals Motors Europa de Zurich. Sólo hacía seis meses que se había trasladado a la central de Detroit de la compañía norteamericana y ya se había convertido en el hombre clave del saneamiento de la empresa.El año 1992 le había servido para sentar las bases de su éxito y en 1993 vendría la consagración. Pero ese día debía cambiar su vida. Antes de regresar a Estados Unidos alguien muy importante le esperaba en el Hotel Sheraton del aeropuerto de Francfort. Era Ferdinand Piëch, que acababa de ser designado presidente de Volkswagen y que había pensado en López de Arriortúa como la persona adecuada para ayudarle a sacar a la empresa de una situación más que difícil. Su método para racionalizar los sistemas de producción le había convertido en el hombre estrella de un sector industrial que mueve billones de pesetas cada año.La propuesta era una bomba: dejar General Motors y saltar a Volkswagen.
Entre esa reunión y su fichaje definitivo por la firma alemana en marzo del año siguiente se dieron muchas circunstancias para que el empresario vasco adoptara una decisión que, con el tiempo, ha dado pie a uno de los mayores escándalos de la industria automovilística y que ha terminado, de momento, con su dimisión de la vicepresidencia de Volkswagen. Tres años y medio de guerra entre Generals Motors y Volkswagen, la decisión de una juez de Detroit de admitir y agilizar la demanda del consorcio americano y la caída de las acciones de la empresa alemana forzaron finalmente la renuncia voluntaria de Arriortúa, con una indemnización que algunas fuentes han llegado a cifrar en 1.000 millones de pesetas. A cambio, Volkswagen espera pactar la paz con su competidor.
Prácticamente desconocido hasta hace cuatro años, la presencia de este vasco, nacido en un caserío situado junto a Etxano y Amorebieta, en los titulares de prensa ha sido continua desde entonces. Primero, con su llegada a Detroit como vicepresidente de compras el día 1 de mayo de 1992. A continuación, con su polémico salto a Volkswagen. Y, finalmente, por todos los procesos judiciales en los que se ha visto envuelto.
Iñaki, como todavía le llaman en Estados Unidos, nació el 18 de enero de 1941. El trabajo de su padre, encargado de una fábrica en Izar, le marcó desde pequeño, y se matriculó en la Escuela de Ingenieros Industriales de Bilbao cuando terminó el bachillerato. Siete años después, el 28 de junio de 1966, salió de la Universidad doctorado en Ingeniería Industrial. De carácter muy familiar, su sueño hubiera sido trabajar en la misma fábrica en que lo hacía su padre. Sin embargo, acabó entrando en Idom, una empresa de ingeniería que a las pocas semanas le destinó en Laminaciones Echevarri. Un año después le ofrecieron trasladarse a La Junquera y trabajar en la autopista que debería unir Francia con Gerona. No aceptó porque suponía dejar el caserío y su entorno. La tierra, que al final de su larga carrera volvería a aparecer con fuerza, le marcaba.
De este modo, comenzó a trabajar en Cenemesa, que tenía la planta a unos veinte kilómetros de su casa y que poco después sería adquirida por Westinghouse. Fue ahí donde comenzó a destacar como organizador del trabajo, teniendo en cuenta las habilidades de cada uno de los operarios que rápidamente se sintieron conquistados por él. Pero esta promiscuidad con los trabajadores no gustó demasiado a los directores de la empresa y López de Arriortúa decidió cambiar de aires.












Su éxito en Basauri le hizo ganar prestigio dentro de Firestone, que potenció su asistencia a seminarios internacionales. En uno de ellos, alguien de General Motors se fijó en él






Dejó Westinghouse y se casó con Margarita Urquiza, hija del alcalde de Busturia, a la que había conocido en la playa. La boda se celebró en noviembre de 1969 y, tras el viaje de novios, Iñaki entró a trabajar en Firestone, en el departamento de desarrollo. En 1972, con la llegada a la dirección general de la empresa de Agustín Tellería, tuvo su gran oportunidad. Tellería encargó al joven ingeniero López que pusiera en marcha el método de trabajo Bedaux, que permitía organizar la producción de una forma más rentable. No fue fácil. Los empleados no admitieron cronometrajes e hicieron huelga de brazos caídos. Sin embargo, convencido de sus ideas, Superlópez solucionó el problema con una rápida negociación directa con los líderes del todavía encubierto sindicato Comisiones Obreras. La popularidad que consiguió entre los trabajadores de Firestone hizo que fuera respetado incluso durante la dura huelga de 1975, que duró tres meses. Los piquetes siempre permitieron el paso de López a su despacho en la fábrica.

Su éxito en la reorganización del trabajo en Basauri le hizo ganar prestigio dentro de la organización mundial de Firestone, que potenció su asistencia a seminarios y conferencias. Debió de ser en una de estas reuniones cuando alguien de General Motors se fijó en él. En 1979 los dirigentes de la marca en España, que se disponían a poner en marcha la factoría de Figueruelas, le ofrecieron el puesto de director de Organización Industrial. Aunque el sueldo casi doblaba al que ganaba en Firestone Iñaki lo rechazó. Otra vez su apego a la tierra. No quería dejar Bilbao y mucho menos Amorebieta, donde se había comprado una nueva casa de la que se sentía orgulloso. Tampoco quería que sus tres hijas, Irene, Begoña y Maite, se criaran fuera del País Vasco. Pese a que el propio director general de Firestone, Agustín Tellería, aunque no deseaba perder a su colaborador, le recomendó honestamente que aceptara, él seguía firme en su negativa. Fue su padre, José López Aurrecoetxea, quien finalmente le empujó a aceptar la oferta que marcaría su vida. Empezó su ascenso dentro del gigante norteamericano.
El año 93 tenía que haber sido el de su consagración. A finales de diciembre de 1992, General Motors había hecho público el ahorro que la gestión de Superlópez había supuesto para la compañía en apenas seis meses de trabajo. Los suministradores norteamericanos, que, desde su llegada a Detroit seis meses antes habían mostrado una cierta oposición a sus métodos, comenzaban a aplaudirlos. Poco a poco, las empresas iban aceptando las mejoras en sus sistemas de producción que les proponían los hombres del equipo del ejecutivo vasco a cambio de contratos que les garantizaban el suministro en exclusiva de las piezas que produjeran durante toda la vida del vehículo.
Atrás quedó el estupor y las protestas que había generado el anuncio, cuando apenas llevaba un mes como vicepresidente mundial de Compras, de que todos los contratos de suministro que tenía General Motors quedaban en suspenso. En algunos casos suponía romper acuerdos con empresas que siempre habían trabajado para la compañía, incluso con empresas de la propia General Motors. Todo esto provocó críticas y amenazas que Jack Smith, el presidente ejecutivo de General Motors, frenó una tras otra.
La protección de Jack Smith cimentó la idea de que López de Arriortúa jamás podría dejar el grupo norteamericano. Desde su entrada, gracias al respaldo de Hans Huskes, primero director de Producción y posteriormente presidente de General Motors España, pudo poner en práctica sus métodos, que posteriormente fueron adoptados por General Motors Europa en todas sus factorías y que terminarían por convertir a esta filial en la empresa fabricante de automóviles más eficiente del mundo.
Fue en esa época cuando conoció a Jack Smith, que había sido nombrado presidente de General Motors Europa. Hombre con fama de buen gestor, estaba intentando poner en orden la filial europea que, por entonces, generaba grandes pérdidas. Él fue quién le hizo escalar posiciones. Primero, hasta la dirección general de compras de Adam Opel AG y, posteriormente, hasta la vicepresidencia europea del área. Y cuando, en marzo de 1992, fue elevado a la presidencia ejecutiva de General Motors tras la revolución de los directores generales, le llamó rápidamente a Detroit, para que desde allí impusiera su sistema de trabajo y sacara a la central norteamericana del caos. Sin embargo, a finales de 1992, mientras todo parecía rodar perfectamente para López de Arriortúa en General Motors, él ya había tenido su primer contacto con Ferdinand Piëch, que acababa de ser designado sucesor a la presidencia de Volkswagen.
Piëch, hasta entonces presidente de Audi, una de las marcas del grupo alemán, se había encontrado con una situación desesperada. La pesadez de las estructuras del grupo en Alemania era tal que sería imposible evitar las pérdidas. Bien relacionado con las industrias del sector, fue Hans Merkle, el presidente del Consejo de Administración de Bosch, quien le propuso tener un encuentro con López de Arriortúa. La primera entrevista se celebró en el Hotel Sheraton del aeropuerto de Francfort, aprovechando uno de los habituales viajes que Iñaki hacía a Europa para asistir a las reuniones de General Motors.
Aunque aquella entrevista cambiaría su vida, Iñaki no se hubiera ido de General Motors si no hubieran concurrido tres circunstancias. La primera era que Margari, su mujer, que se había adaptado perfectamente a la vida en Alemania, no conseguía amoldarse a la vida en Bloomfield Hill, el barrio residencial de Detroit en donde viven todos los magnates del sector. Su familia sufrió un cierto vacío después de la decisión de Arriortúa de dejar en suspenso los contratos de suministro. Incluso llegó a recibir amenazas telefónicas. Un día, sus dos perros amanecieron degollados.
El segundo detonante del abandono fue de orden interno. En la cúpula de General Motors alguien comenzó a moverse para intentar controlar el creciente poder que iba adquiriendo el ejecutivo vasco. Aunque en un organigrama de la compañía publicado por el semanario Automotive News, Superlópez figuraba en el puesto setenta del escalafón, en realidad disponía de más capacidad ejecutiva que la mayoría de los vicepresidentes que le precedían. Sobre todo, porque dependía directamente de Jack Smith, el gran jefe. William Hoghlund, el vicepresidente financiero, había intentado que dependiera de él. Una rápida llamada a Smith solucionó el problema, pero a Iñaki le quedó un sentimiento de amargura.
La tercera circunstancia que propició su marcha fue la famosa planta de Amorebieta. Un sueño en el que López de Arriortúa había empeñado su prestigio. Basándose en las promesas que le fueron hechas por Jack Smith, Iñaki llegó a adquirir un compromiso personal muy serio con empresas, instituciones bancarias y personalidades del País Vasco con el objetivo de romper la tendencia de huida de empresas de su tierra y montar allí la fábrica de automóviles más avanzada del mundo. Y se sintió traicionado cuando supo que esa planta nunca se construiría en su pueblo.
Amigo personal de Xabier Arzalluz, Arriortúa había conocido a José Alberto Pradera, diputado general de Álava, siendo todavía vicepresidente de General Motors Europa y se sintió involucrado por la preocupación que éste le manifestó en cuanto al futuro industrial del País Vasco. Por eso, cuando López comenzó a tener perfilado su proyecto sobre un nuevo modelo de fábrica de automóviles, pensó que quizá podría establecer la planta piloto en el País Vasco y más concretamente en Amorebieta, en donde el gobierno vasco disponía ya de unos terrenos que podrían serle útiles.
Comentó la idea a Pradera quien, en pocos meses, puso en marcha un proyecto de financiación en el que colaboraban el Banco Bilbao Vizcaya , la Caja de Ahorros de Vizcaya, el Grupo Mondragón, Iberdrola, y algunas empresas más. Todo esto ocurría durante 1991, año en que la propuesta fue presentada a General Motors.
Hasta la llegada de Iñaki a Detroit no se conoció la existencia del proyecto. Pero entonces, la cúpula directiva prácticamente había tomado ya la decisión de que no sería el País Vasco el escenario de la factoría en el caso de que se construyera. Aunque eso no lo sabía todavía Arriortúa. La primera indiscreción sobre la cancelación del proyecto español la cometió Bill Hoghlund durante la recepción de General Motors en el Salón del Automóvil de Detroit. Allí, el responsable de finanzas de la compañía americana aseguró que se había cancelado el proyecto. Iñaki pidió explicaciones y Jack Smith, para no dejarle en mal lugar, aceptó firmar una carta en la que se decía que la fábrica había quedado congelada pero no cancelada, a la espera de tiempos mejores.









Al saber que General Motors no construiría una fábrica modelo en su pueblo, Amorebieta, llamó furioso a Volkswagen para aceptar su oferta de trabajo. Así empezó la guerra.






Desde ese momento y hasta el ocho de marzo no hubo más novedades sobre la planta de Amorebieta. Ese día, ante su asombro, en la reunión de estrategias futuras de la compañía, Lou Hughes, con el que nunca tuvo una buena relación y que había asumido la presidencia de General Motors Europa, anunció que la fábrica que había ideado el español se localizaría en un país de la Europa del Este. Al saber que no habría fábrica para su pueblo y sus amigos, que le habían nombrado Cónsul Honorario en junio de 1992, furioso, llamó a Ferdinand Piëch para explicarle que estaba decidido a dar el salto.

El día 10 de marzo voló a Detroit. Nada más llegar se entrevistó con Jack Smith para comunicarle su decisión de marcharse. Pero el presidente de General Motors no estaba dispuesto a dejar escapar fácilmente a su colaborador. El viernes día 12 visitó a los López en su casa acompañado de Rick Wagoneer y de Harry Pearce; los tres principales ejecutivos de la compañía eran defensores del español. Le dijeron que ellos se encargarían de deshacer el contrato con Volkswagen y Smith le ofreció la vicepresidencia de Operaciones en América del Norte, lo que implícitamente significaba convertirle en el número dos de la compañía.
No consiguieron hacerle cambiar de opinión. Al día siguiente Jack Smith volvió a la carga, acompañado por su mujer. López terminó por ceder y llamó a Piëch para pedirle disculpas. Éste le ofreció aplazar un año su incorporación a Volkswagen. Iñaki aceptó.
El lunes siguiente volvió a su despacho dispuesto a seguir en General Motors. Revisó el discurso en el que anunciaría a la prensa su continuidad y recibió a Harry Pearce, quien le anunció que su nombramiento acababa de ser aprobado. Pero a continuación cometió el error que convirtió al ejecutivo español en un hombre de Volkswagen. Le presentó a la firma un contrato por cinco años. Iñaki se negó a firmarlo y, en ese momento decidió volver a su casa, coger a su familia y volar a Alemania.
Mientras viajaba hacia Francfort, Francisco García, que le acaba de suceder como responsable de compras de General Motors, entregaba a Harry Pearce una carta de dimisión dirigida a Jack Smith. Al día siguiente, Lou Hughes pedía a Pearce que registraran el despacho de López de Arriortúa para verificar si estaba toda la documentación confidencial que, por su cargo, manejaba. Echaron documentos en falta. Sus más directos colaboradores decidieron pasarse también a Volkswagen. Y estos, a su vez, contactaron con otros ejecutivos de General Motors para ofrecerles que les siguieran en el cambio.
Todo esto hizo temblar a los dirigentes de General Motors que terminaron presentando una solicitud de amparo ante la Justicia alemana. Siguió una nueva demanda por espionaje industrial ante la fiscalía de Darmstadt, después de que Harry Pearce solicitara por escrito a Arriortúa que él y sus colaboradores devolvieran los documentos que tuvieran en su poder. Empezaba la guerra.
Desde entonces, López ha vivido bajo la presión de los Tribunales que en sus primeras decisiones le fueron favorables. General Motors, en vista de la lentitud de la Justicia en Alemania, decidió llevar su demanda ante el Tribunal de Distrito de Detroit, que ha mostrado mucha más diligencia y ha conseguido asustar al consejo de administración de Volkswagen. Su presidente, Klaus Liesen, quiso pactar una salida que acabó forzando la dimisión del español.
Después de tres largos años de batalla, acaparando titulares de la prensa, Iñaki López de Arriortúa se ha convertido en la pieza de la discordia. Ángel o demonio, sus métodos de trabajo han revolucionado el sector del automóvil, donde nadie discute su eficacia.
La batalla legal de General Motors contra él y contra Volkswagen concede a sus ideas el valor que realmente tienen. Los dos gigantes del automóvil aplican sus métodos y su modelo de fábrica está en marcha, aunque nunca haya conseguido llevarla a cabo en Amorebieta, junto a su casa. Ahora, con una cadena de procesos legales sobre su espalda, Superlópez está montando una empresa de asesoramiento. Y anuncia su vuelta con las mismas ideas.







Así es la fábrica ideal Ignacio López de Arriortúa


López ha imaginado una factoría de alta rentabilidad con el mínimo desembolso por parte de la marca y una plantilla reducida, donde la mayor parte de los procesos deberían ser realizados por personas dependientes de los suministradores.La marca se encarga de la estampación, montaje, soldadura y pintura de los coches. Una vez terminada esta operación, la cadena iría entrando en los talleres de los suministradores, en donde sus operarios montarían los diferentes órganos, suspensiones, cableado, dispositivo de frenos, dirección, etc.
Los motores vendrían de las fábricas que la marca tiene dedicadas a su producción y su montaje sería la segunda operación de la que se encargarían sus trabajadores. Una vez montados los motores, los diferentes suministradores de guarnecidos, asientos, faros, etc, terminarían el proceso de montaje antes de que el coche cayera en manos de los hombres de la estación final de control de calidad, evidentemente de plantilla de la marca (General Motors, Volkswagen o la que pudiera contratar sus servicios). Los controles de calidad previos, pieza por pieza, son responsabilidad de los propios suministradores. Es el sistema just in time de los japonses llevado hasta sus últimos extremos.
La marca debería negociar con los suministradores no sólo el abastecimiento de piezas, sino su montaje. La plantilla propia del fabricante quedaría reducida a un tercio. Arriortúa ha podido hacer realidad su proyecto en Volkswagen en Brasil, un país que le ha conquistado. La nueva factoría, inaugurada a primeros de noviembre en Resende, responde exactamente a sus planteamientos. Sólamente ha fallado un detalle del plan de Superlópez: el milagro no se ha producido en el País Vasco, como General Motors y Volkswagen le habían prometido


 ----------------------

=----------------------------------------------------------------------=                    "Echelon" contra "Superlópez" (I) =----------------------------------------------------------------------=  [Extraído  del  libro  "Libertad Vigilada", de Nacho García Mostazo, con permiso del autor. Más información en http://www.libertadvigilada.com ]  Primera parte, capítulo 27:          El  informe  definitivo de la Comisión Echelon menciona al menos una  decena  de  casos  en  los  que  está  probado  que las agencias de inteligencia  norteamericanas  intervinieron  para  lograr importantes beneficios  para  sus  empresas.  Uno  de ellos es el caso del ingeniero español  José  Ignacio  López  de Arriortúa. En Alemania, país natal del ponente   de   la   Comisión   Echelon,  Gerhard  Schmidt,  la  polémica contratación  de  López  de  Arriortúa tuvo un gran eco en los medios de comunicación.  A  mediados de marzo de 1993, pasó de ser el "número dos" de  la  empresa  norteamericana  General  Motors,  la  mayor corporación industrial  del  mundo  y  casa  matriz  de la alemana Opel, a un puesto similar  en  su  principal competidora,  la  germana Volkswagen, primer fabricante  europeo  de  automóviles.  El  caso  merecio  el interés del ponente,  que  lo  menciona  en el informe de la Comisión Echelon por la presunta participación de la NSA en defensa de su industria.          "Superlópez",  como  se  le  conocía  en España por sus eficaces métodos de gestión, inició su meteórica carrera en General Motors, donde revolucionó  las relaciones con los proveedores, logrando un importante ahorro  a  la compañía. Debido a su éxito, los patronos de GM en Estados Unidos  llamaron  al  ingeniero español  para que se incorporase a l*os cuarteles  generales  de  la corporación industrial, situados en Detroit (Michigan).  El  1  de  mayo  de  1992,  López de Arriortúa era nombrado vicepresidente  y director de compras de GM. La empresa empezó a aplicar de  inmediato  sus  planes.  Arriortúa  prometía un ahorro de decenas de millones  de  dólares  y sus planes se cumplían a la perfección, de modo que General Motors empezó a ver casi de inmediato el resultado del nuevo sistema aplicado por el ejecutivo y su equipo de colaboradores. [1]          Nacido  en  Amorebieta, Vizcaya, José Ignacio López de Arriortúa albergaba  un sueño desde que se incorporó a GM: instalar una fábrica de automóviles en su pueblo natal. El proyecto se llamaba "Planta X" y allá donde  fuera López se lo presentaba a sus superiores. Tras la aplicación de su exitoso plan de compras en la General Motors de Detroit, basado en un  sistema  que él denominaba "Picos", el evolucionario vicepresidente creyó  que  se  daba la coyuntura necesaria para poner su sueño sobre la mesa  del presidente,  Jack  Smith. Tras estudiarlo a fondo, Smith sólo pudo  prometer  a  López  que  se construiría la "Planta X" entre 1998 y 1999,  pero  no  lo puso por escrito, como al parecer pedía el ingeniero español. [2]          En esas fechas, la compañía alemana Volkswagen no pasaba por sus mejores  momentos.  También  afincada  en  España tras adquirir Seat, VW tenía ciertas dificultades que posiblemente se solventarían aplicando el programa  "Picos"  diseñado  por  Arriortúa.  Se  desconoce  si  fue  el ingeniero  vasco  quien  contactó  primero  con  Volkswagen  o si fue su presidente, Ferdinand  Piëch,  nieto  del fundador de Porsche, quien le llamó,  pero  lo cierto es que el 8 de marzo de 1993, con ocasión de una reunión  en  la  fábrica  de  Opel  en  Rüsselsheim (Alemania), López de Arriortúa telefoneó al presidente de GM en Detroit para comunicarle que abandonaba  la empresa. Al parecer, Piëch se había comprometido con él a construir la "Planta X" de Amorebieta.          El ingeniero español regresó a Estados Unidos, donde Jack Smith, acompañado  por  un  grupo  de ejecutivos de GM, le visitaron en su casa para disculparse y hacerle una nueva oferta. Querían a toda costa que se quedara   en   Detroit.   Según   publicó   años  más  tarde  el  diario norteamericano  USA-Today, Smith le dijo que había cometido un error con respecto  a  la factoría de Amorebieta y que estaba dispuesto a estudiar nuevamente  el proyecto. López acordó permanecer momentáneamente en GM y habló  por  teléfono con el presidente de Volkswagen. Ferdinand Piëch le dijo  que siguiera con el fabricante estadounidense durante un año más y luego  se  fuera a Alemania para ingresar en VW. Pero el 12 de marzo, un abogado  de  GM pidió a López que firmara un contrato por cinco años, lo que  sorprendió  al  ejecutivo,  que  en  ese momento ya sólo pensaba en quedarse  un  año más llí para luego regresar a Alemania con Volkswagen. "Superlópez"  interpretó  la  oferta  como  un  síntoma  de que GM había perdido su confianza en él. [3]          El  lunes  15 de marzo, López de Arriortúa regresó a su despacho en  General  Motors.  No  había  rechazado  aún  el nuevo contrato, pero tampoco  lo  había  firmado.  El  consejo  de  administración acababa de aprobar   por   unanimidad  su  ascenso  a vicepresidente  ejecutivo  y responsable  de operaciones  en  América del Norte. La compañía incluso convocó  una  rueda  de prensa para anunciar la noticia. López, a sus 52 años,  se  iba  a  convertir en uno de los ejecutivos más importantes de Estados  Unidos. Sin embargo, el ingeniero desapareció repentinamente de General Morots dejándole una nota de su puño y letra al presidente, Jack Smith.  Un amigo de López se ocupó de entregársela en mano. En la carta, el  ejecutivo  español  dimitía  por  segunda  vez en cinco días. "Puede parecer un acto de cobardía" pero "es la acción más valiente de mi vida. Jack, perdóname y trata de entenderlo. Lo siento", escribió.          El  presidente  de  General Motors quedó desconcertado. Faltaban apenas  dos  horas  para  que  se  celebrara  la  rueda  de prensa donde anunciaría  el  ascenso  de  López de Arriortúa, pero el ingeniero había huído.  "Hoy  me  disponía a anunciar que Iñaki López seguía con General Motors  y  asumiría nuevas responsabilidades. Desgraciadamente, hace muy poco tiempo me ha enviado una carta en la que no acepta el cargo y dice que se va. No sé cuáles son sus intenciones o dónde se encuentra en este momento", afirmaba Smith en una nota que se distribuyó a los periodistas en la sede central de GM. [5]          López  de Arriortúa reapareció en Alemania un día después, el 16 de  marzo  de  1993,  donde  fue  nombrado  director  de  compras  y  de optimización  de  la  producción  en  Volkswagen.  El 22 de marzo, siete colaboradores del ingeniero vasco (cinco de GM en Detroit y otros dos de Opel en Alemania) le siguieron a Volkswagen.          Desde ese momento se inició una carrera judicial que se prolongó asta  el  año 2001. Opel presentó una denuncia contra "Superlópez" en la fiscalía  de Darmstadt  (Alemania)  bajo  la  acusación  de "espionaje industrial".  Diversos  registros  en  su  despacho, su residencia y las viviendas  de sus colaboradores concluyeron con la intervención judicial de  cajas de documentos que podrían probar algunas acusaciones contra el ingeniero.  Apoyados  por Opel, algunos medios de comunicación alemanes, como  la  revista  Der  Spiegel,  inciaron  una  batalla contra López de Arriortúa  que  también  terminó en los tribunales. Por su parte, Opel y Volkswagen empezaron a inercambiarse comunicados en la prensa acusándose mutuamente de espionaje. [7]          Entre  tanta  incertidumbre,  López de Arriortúa dedicó los tres años  siguientes  a aplicar sus planes de gestión en Volkswagen. Pese al complicado  panorama  judicial que se abría ante sí, a su puerta llamaron otras empresas, industrias y consorcios para tratar de contratarle. Pero el ejecutivo tenía la promesa de Ferdinand Piëch para instalar la planta automovilístoca  en  Amorebieta  y  se  mantuvo fiel a Wolkswagen, cuyos abogados  iban de juzgado en juzgado, resolviendo causas abiertas contra él  y  su  empresa.  Sin embargo, en 1996 cambiaron las tornas cuando el Gran  Jurado  del  Tribunal  Federal  de  Detroit  aceptó una demanda de General  Motors  y  Opel  contra López y Volkswagen. El dominical alemán Welt  am  Sonntag publicó un amplio reportaje donde afirmaba tener en su poder  una copia de la demanda por daños y perjuicios presentada el 7 de marzo  de  1996  ante  los tribunales de Detroit. La querella ocupaba 99 páginas  y  en  ella  se  acusaba  a  Ferdinand  Piëch,  a López y a sus colaboradores,  a  quienes  definía como "guerreros", de violar al menos diez leyes norteamericanas bajo los cargos de "sustracción y explotación ilegales   de  derechos  y  secretos  empresariales  ajenos",  "acuerdos conspirativos  para  actos  lesivos"  y  "conspiración  criminal", entre otros.  Según  el  rotativo  alemán, la demanda no era más que "un guión listo  para  ser filmado",  porque  no  aportaba  ninguna  prueba  para sustentar la acusación.          La  querella  presentada  en  Detroit  no preocupaba demasiado a Volkswagen,  pero  el  consorcio  alemán temía que su admisión a trámite contagiara  a  la  fiscalía  de Darmstadt, que ya llevaba casi tres años instruyendo una causa contra López tras la denuncia presentada por Opel. En enero de 1996, la fiscalía anunció que sus pesquisas habían terminado y  varios  medios de comunicación alemanes insinuaban que en pocos meses se  presentaría un pliego de cargos contra el ingeniero español. En este caso, decían, la causa sí contaría con pruebas contundentes Acosado ante el  rumor cada vez más insistente, López vio desvanecerse su sueño de la "Planta  X"  y  presentó  su  dimisión  ante el consejo de vigilancia de Volkswagen, que aceptó su renuncia el 29 de noviembre de 1996. [9]          El  11  de  diciembre  de 1996, apenas dos semanas después de la dimisión de "Superlópez", la fiscalía de Darmstadt presentó el pliego de cargos.  López  de  Arriortúa  y sus colaboradores eran acusados de haber preparado  concienzudamente un plan de espionaje industrial y de haberlo llevado  a  cabo  sistemáticamente  contra  su  antigua empresa, General Motors,  meses  antes de dejarla, en 1993. Contaba con pruebas obtenidas en  los  sucesivos registros llevados a cabo tanto en la casa como en el despacho  de "Superlópez", así como e la sviviendas de sus colaboradores más  directos.  La  fiscalía  había tomado  declaración a 196 testigos, revisado  23.000 folios de actas y analizado el contenido de disquetes y cintas   confiscadas  que  llenaría  2,25  millones  de  páginas  si  se imprimiesen.  Ferdinand  Piëch,  presidente  de  Volkswagen,  y su ya ex colaborador, José Ignacio López de Arriortúa, sabían que el caso abierto en  Alemania  estaba  sobradamente documentaod y posiblemente concluiría con una sentencia condenatoria. [10]          Así  pues,  los abogados de Volkswagen iniciaron una negociación con   los  de  General  Motors  para  tratar  de  llegar  a  un  acuerdo extrajudicial,  que  se  logró el 9 de enero de 1997. Aquel día, las dos grandes  corporaciones  industriales del automóvil firmaro un comunicado conjunto  donde  se  detallaban  algunos  pormenores  del acuerdo. VW se comprometió  a  abonar  a  GM  cien  millones  de  dólares  y  a comprar componentes  a la GM estadounidense por un valor no inferior a los 1.000 millones   de   dólares  durante  un  período  de  siete  años.  Fuentes empresariales  decían  entonces que si General Motors hubiera ganado uno de  los dos procesos abiertos contra Volkswagen, la indemnización podría haber  alcanzado  los  7.000  millones  de dólares, lo que llevaría a la quiebra  al  gigante alemán, de modo que el acuerdo era beneficioso para ambas partes. Pero tanto el Departamento de Justicia norteamericano como la  fiscalía  de darmstadt, en Alemania, dijeron que el pacto entre las empresas no ponía fin a los procesos judiciales. [11]          Sin embargo, Genral Motors anunció inmediatamente la retirada de la  demanda contra Volkswagen admitida a trámite en Detroit. Por el lado norteamericano,  el  caso  parecía quedar cerrado, aunque no tardaría en volver  a abrirse. En febrero de 1997, nuevamente la revista alemana Der Spiegel publicaba otro reportaje donde se acusaba a los colaboradores de López de Arriortúa de integrar una red de cobro de comisiones ilegales a los  proveedores  de  General Motors y de Volkswagen. El Departamento de Justicia  norteamericano  inició  una investigación a propósito de tales acusaciones,  pero  finalmente  no  se  pudo  probar  que  López  y  sus colaboradores  se  hubieran  aprovechado  de  su  posición  para  cobrar sobornos. [12]          Tras  abandonar  Volkswagen, López de Arriortúa volvió a España, donde  fijó  su  residencia  en  el  País  Vasco.  A través de una nueva empresa,  la  consultora  López  de  Arriortúa  y  Asociados,  S.A.,  el ingeniero  pasó  a ser asesor de industrias y administraciones públicas. La  vida  parecía  volver  a  la  normalidad, aunque el proceso judicial abierto en Darmstadt seguía adelante y el ingeniero tendría que sentarse ante  un tribunal en breve. Sin embargo, el 8 de enero de 1998 sufrió un grave  accidente  automovilístico.  El  coche  en  el que viajaba por la Nacional  I  chocó contra un camión a la altura del término municipal de Cogollos  (Burgos).  El  industrial fue ingresado en el hospital General Ya¨gue  de  Burgos  en  estado  "muy grave". Su recuperación fue lenta y penosa.  Estuvo tres meses en coma y finalmente quedó incapacitado "para cualquier actividad laboral", segun informes médicos posteriores.
 
 [13]        El   27   de   julio   de  1998,  con  López  de  Arriortúa  aún convaleciente,  la fiscalía de Darmstadt anunciaba el sobreseimiento del proceso  contra  él y tres de sus colaboradores tras alcanzar un acuerdo con  los  abogados  del  industrial.  El  juzgado consideró que, tras el accidente  de  "Superlópez",  el  proceso tendría numerosas dificultades jurídicas,  su  duración  sería  muy  larga  y  el  propio  López  podía retrasarlo  a causa de su delicado estado de salud. El pacto obligaba al ingeniero  a  pagar  una  multa  de  400.000  marcos  alemanes  (235.000 dólares). 
 
[14]          Pero  su  largo  peregrinale  por los juzgados no iba a terminar ahí.  Aunque  General  Motors  había retirado la demanda, el Gobierno de Estados  Unidos  intentó  resucitar  el  caso  de  espionaje  industrial admitido a trámite en Detroit. El 23 de mayo de 2000, el Departamento de Justicia  anunció  la  presentación  de seis cargos contra el industrial español  por  los  que podría enfrentarse a cinco años de cárcel y a una multa  de  hasta 60.000 dólares. Su abogado en Norteamérica dijo que "el señor  López niega haber violado las leyes estadounidenses". El Gobierno norteamericano  alegaba  tener pruebas para demostrar que "Superlópez" y sus  colaboradores  se  habían  llevado  documentos  secretos de General Motors  para utilizarlos en Volkswagen, aunque cuando GM y Opel pidieron la  devolución  del  material,  López y otros "destruyeron muchos de los documentos  que  había  robado".  El  Departamento  de  Justicia también anunció  que  pediría la extradición de "Superlópez", pero su abogado ya adelantó  que,  tras  el accidente de tráfico, el empresario estaba bajo tratamiento  y  los  médicos  "encuentran  que ha sufrido significativas pérdidas de memoria y daños cerebrales." [15] ...           [1].  Agencia  Efe.  "VOLKSWAGEN-DIMISIÓN  /  Cronología  de  un escándalo." Teletipo. Bonn, 29 de noviembre de 1996.          [2].  Agencia  Efe. "GM-SUPERLÓPEZ / López Arriortúa se despidió de GM con un 'perdóname'." Teletipo. Washington, 4 de febrero de 1997.          [3]. Íbid.          [4]. Íbid.          [5]. Íbid.          [6].  Agencia Efe. "GENERAL MOROTS / López de Arriortúa abandona GM de forma espectacular." Teletipo. Washington, 15 de marzo de 1993.          [7].  Agencia  Efe.  "VOLKSWAGEN-DIMISIÓN  /  Cronología  de  un escándalo." Teletipo. Bonn, 29 de noviembre de 1996.          [8].  Agencia Efe. "VOLKSWAGEN-LÓPEZ / GM-VW: Un largo pliego de acusaciones  y  ni  una sola prueba." Teletipo. Hamburgo, 24 de marzo de 1996.          [9].  Agencia  Efe.  "VOLKSWAGEN-DIMISIÓN / López Arriortúa tira toalla  en  VW  para  fundar  empresa  propia."  Teletipo.  Bonn,  29 de noviembre 1996.          [10].  Agencia  Efe.  "RFA-SUPERLÓPEZ / Fiscalía Darmstadt dictó procesamiento  López Arriortúa." Teletipo. Darmstadt, 11 de diciembre de 1996.          [11].  Agencia  Efe.  "GM-LÓPEZ  /  Con acuerdo finaliza disputa entre General Motors y Volkswagen." Teletipo, 9 de enero de 1997.          [12].  Agencia  Efe.  "AUTOMÓVIL-CORRUPCIÓN  / López Arriortúa y Gutiérrez,  sospechosos  ser miembros 'La Red'." Teletipo. Berlín, 16 de febrero de 1997          [13].  Agencia Efe. "AUTOMÓVIL-ARRIORTÚA / López de Arriortúa en estado   muy  grave  tras  accidente  de  tráfico."  Teletipo.  Cogollos (Burgos), 8 de enero de 1998.          [14].  Agencia  Efe.  "AUTOMÓVIL-SUPERLÓPEZ  /  Juzgado confirma sobreseimiento  proceso  López  deArriortúa." Teletipo. Darmstadt, 27 de julio de 1998.          [15].  Agencia  Efe.  "EEUU-ARRIORTÚA  /  Justicia resucita caso espionaje  industrial  contra 'Superlópez'." Teletipo. Washington, 23 de mayo de 2000.  =----------------------------------------------------------------------=                    "Echelon" contra "Superlópez" (II) =----------------------------------------------------------------------=  [Extraído  del  libro  "Libertad Vigilada", de Nacho García Mostazo, con permiso del autor. Más información en http://www.libertadvigilada.com ]  Primera parte, capítulo 27:          El   Gobierno   de   Estados   Unidos  solicitó  formalmente  la extradición a España en junio de 2000. La Audiencia Nacional instruyó el caso  y  los  trámites  se  prolongaron durante un año. El 21 de mayo de 2001,  López  de  Arriortúa acudió a la Audiencia para testificar, donde dijo  en  su  defensa  que  "soy  español,  no  confío  en  la  justicia norteamericana y las acusaciones son falsas". Durante su declaración, el magistrado  de  la  sala le vio muy nervioso y le preguntó si necesitaba algo  para sentirse más cómodo. "Superlópez" le pidió que le pusiera "un cafelito,  por favor". Fingiera o no sobre su estado de salud mental, lo cierto es que la Audiencia Nacional denegó su extradición el 19 de junio de  2001. Según su abogado en España, Manuel Ollé, "Superlópez" dijo que nunca  había  estado  más  orgulloso de su país, de la Justicia y de los jueces  españoles.  Para  el  letrado,  la demanda de extradición estaba "absolutamente infundada",  era  un  "fraude de ley" y el procedimiento "estaría  condenado  al  fracaso, ya que los hechos que se le imputan no serían  constitutivos  de delito en España, además de estar prescritos". Por  último,  Manuel Ollé enunció una pregunta retórica: "¿Qué delito es hablar por telétono o por vía telegráfica?, que es de lo que acusan a mi cliente". [16]          En  efecto,  cuatro  de  los  seis  cargos  del  Departamento de Justicia  de  Estados  Unidos  contra  López se enunciaban de este modo: "Fraude  mediante  el  uso  de comunicaciones por cable o electrónicas", según  se puede leer en la "Pieza de Convicción C" del pliego presentado por  el  Gobierno estadounidense ante la Audiencia Nacional española. En dicho documento, al que tuvimos acceso durante nuestra investigación, la agente  Pamela A. Matson, del FBI, presente una declaración jurada donde reconoce  tener  pruebas  contra  López  de  Arriortúa, aunque en ningún momento  explica  cómo  se  obtuvieron algunas de ellas, ya que menciona cuatro "registros telefónicos" que parecen ser, en realidad, producto de la interceptación  de  las  comunicaciones.  Matson,  que  dirigió  la investigación  contra  "Superlópez" desde la oficina del FBI en Detroit, afirma: "En el curso de esta investigación he entrevistado e interrogado a  numerosos   individuos   [...]  que  poseen  información  sobre  las actividades delictivas del señor López. Asimismo, he examinado registros telefónicos,   comerciales,  de  bandos  y  hoteles  que  corroboran  la información proporcionada por dichos testigos". [17]          A  propósito  de  los "registros telefónicos", la agente del FBI menciona  cuatro:  una llamada telefónica, un transmisión electrónica de datos  y  dos  transmisiones  por  fax.  Pero  todos  estos registros se produjeron  antes  de que López fuera demandado ante los tribunales, por eso  cabría  preguntarse cómo es posible que el FBI tuviera acceso a los mismos.  Incluso también podríamos preguntarnos si las comunicaciones de López  de  Arriortúa  estaban intervenidas bajo una orden judicial o si, por el contrario, el ingeniero era uno de tantos objetivos del espionaje masivo  de  las  comunicaciones  llevado  a  cabo por Estados Unidos. La respuesta,  por  lo  que  se  deduce  de  las explicaciones de la agente Matson, parece ser más bien la segunda, porque las cuatro comunicaciones que  le  sirven como prueba fueron conexiones internacionales, de lo que cabe  suspechar  que la NSA intervino las comunicaciones de "Superlópez" mientras  era  un  directivo  de  General Motors, antes de que cometiera ningún presunto delito y sólo bajo la sospecha de que sus comunicaciones estuvieran  intervenidas  por  simple rutina, como hace habitualmente la NSA.          Según la agente Matson, de los cuatro registros que menciona, la llamada  telefónica  se produjo el 18 de diciembre de 1992, cuando López de   Arriortúa  solicitó  a  un  empleado  de  la  fábrica  de  Opel  en Russelsheim,  Alemania,  que  le  enviara listas impresas de una base de datos  confidencial conocida por el nombre de EPOS. Según la declaración jurada   de  Pamela  A.  Matson,  "estas  listas  contenían información confidencial sobre compras, incluidos los precios pagados por Opel a los proveedores  de  piezas  europeos. Esta información -añade la agente del FBI-  sería  muy  valiosa para los competidores de GM-Opel en el mercado europeo.  El señor López pidió específicamente que los datos del sistema EPOS  se  clasificaran  según el nombre del proveedor, o sea, un formato que  no  se  había utilizado anteriormente en la GM-Opel", concluye. Con respecto a la llamada telefónica en sí, Pamela A. Matson subraya que fue una  comunicacion  internacional "desde Warren, Michigan, a Russelsheim, Alemania".          A   continuación  la  agente  se  refiere  al  segundo  registro telefónico  y detalla que, "el 19 de diciembre de 1992 [...], con el fin de  producir  las listas impresas en Estados Unidos, la GM-Opel tuvo que enviar  una gran cantidad de información por medio de comunicaciones por cable  o  electrónicas desde Russelsheim, Alemania, a Troy, Michigan. La transmisión  de  la  serie de datos de EPOS y la impresión de las listas [...] costó a la GM-Opel 17.500 dólares, aproximadamente". Más adelante, Pamela  A.  Matson  explica  que  en febrero de 1993, López de Arriortúa pidió  a  un  empleado  de  GM-Opel que recopilara nuevos documentos con información  confidencial  sobre  los  "costos incurridos por GM-Opel en fabricar  sus  coches.  Esta información fue utilizada para comparar los costos   de   GM-Opel  con  los  costos  estimados  incurridos  por  sus competidores en fabricar coches equivalente", dice. "Este material (...) fue  recopilado  por  uno  de los subordinados del señor López de varios lugares de Europa y Estados Unidos -asegura- por orden del señor López." La  agente  del FBI detalla también que, "como parte de este esfuerzo de recopilación,  el cómplice del señor López envió una carta por fax desde Michigan  a Russelsheim,  Alemania,  en  la  fecha del 23 de febrero de 1993". Éste es el tercer registro telefónico al que se refiere Matson en su declaración jurada.          Las  tres  comunicaciones  aportadas  hasta  ahora  como pruebas contra  "Superlópez"  se  produjeron  antes  incluso de que el ingeniero firmara  su  contrato  con  Volkswagen,  mientras que el cuarto registro telefónico  se  produjo  después, el 15 de abril de 1993. Se trata de un fax  remitido  por  "Superlópez"  desde  Wolfsburg,  Alemania, a la sede central  de  General Motors, en Detroit. La agente Matson dice que, tras la  marcha  de "Superlópez"  y  de  algunos  de  sus  colaboradores más cercanos,  empleados  de  General  Motors  registraron sus oficinas y no pudieron localizar   documentos   confidenciales   que   la   compañía estadounidense  valora  en "más de un millón de dólares". "A la vista de estos  hechos  -explica  la  agente-,  GM-Opel entregó o envió cartas al señor  López  y  a  otros  ex  directivos  recordándoles  su  obligación fiduciaria de mantener confidencial toda la información [...] que habían obtenido durante su empleo [...] y pidiéndoles que devolvieran todos los documentos  e  información  de  propiedad  de  GM-Opel  que tenían en su posesión.  En  cartas  enviadas  por  fax a GM en Detroit desde Alemania - - - -añade-,  el  señor  López  negó  que  él  hubiera  tomado documentos de GM-Opel.  Éstas  cartas eran falsas y engañosas, ya que el señor López y sus cómplices se habían llevado con ellos a Volkswagen un gran número de documentos", concluye.          Algunos de estos "registros telefónicos", como los llama el FBI, pudieron  recibirlos  de manos de la propia empresa denunciante, como el fax  enviado  por un colaborador de Arriortúa a Alemania, o la respuesta de  "Superlópez"  a  General  Motors  afirmando  que no se había llevado documentos  confidenciales.  Pero  en  cuanto  a la transmisión de datos electrónicos entre Alemania y Estados Unidos, ya no estaría tan claro si General  Motors  pudo  tener  acceso a su contenido, salvo que espiara a López de Arriortúa o que revisara su ordenador una vez que el industrial se  marchó  a  Alemania.  No  obstante,  parece  obvio que un hombre tan inteligente  como  "Superlópez"  no iba a dejar en la bandeja del correo entrante  de  su  ordenador  una  prueba  de tanto peso en su contra. En cuanto  a la primera llamada telefónica mencionada por la agente Matson, no  cabe  duda  de  que  dicha prueba se obtuvo por medio del espionaje, salvo que el FBI interrogara al empleado de Opel que habló con Arriortúa y  lo  dedujese  de  su  testimonio. Pero en cualquier caso, todas estas pruebas  mencionadas  por  Pamela  A.  Matson  en  su  declaración,  son comunicaciones  que se produjeron antes de que General Motors denunciara a López de Arriortúa y, por tanto, no sirven para sustentar la acusación porque son ilegales, al menos en España.          No  obstante, para la materia que aquí nos ocupa, la declaración jurada  de  una  agente  del  FBI es una confirmación oficial de que las autoridades  estadounidenses se sirven del espionaje ecnológido exterior para  ayudar  a  sus  empresas.  La  misma  certeza es compartida por el investigador  Erich  Schmidt-Eenboom, capitán en la reserva del Ejército Federal  alemán  y especialista en temas de inteligencia militar, además de  autor de varios libros de referencia sobre el espionaje tecnológico. Según   este  investigador,  "Echelon"  intervino  una  videoconferencia mentenida  a  principios  de  1993  entre Ferdinand Piëch, presidente de Volkswagen,  y  José  Ignacio  López  de  Arriortúa,  en aquellas fechas todavía  vicepresidente  y  director  de  compras  de General Motors. La intervención  se  hizo  desde  la  base  "Echelon"  de  Bad  Aibling, en Alemania.  Schmidt-Eenboom desveló este hecho en el programa Frontal, de la  cadena  de televisión ZDF. Al parecer, según las fuentes consultadas por  este  investigador,  el  vídeo  fue  entregado  por  la  NSA  a las autoridades  norteamericanas, que a su vez se lo dieron a GM como prueba de  que  López  se  había  comprometido  con Piëch a entregarle secretos industriales.  Al parecer, el vídeo acabó en manos de Opel, que a su vez se  lo pudo entregar a la fiscalía de Darmstadt sin explicar cuál era su origen.  La fiscalía tampoco pudo usar la grabación como prueba, pero le sirvió  para  admitir  la  denuncia  presentada  por  Opel e iniciar una investigación teniendo mucho más claro lo que había que buscar cuando se registraran   la   casa   el   despacho  de  "Superlópez".  Según  Erich Schmidt-Eenboom,  la  fiscalía tenía "informaciones muy detalladas" para la instrucción del caso. [18]          Los  datos  aportados  por la cadena de televisión ZDF, así como otros reportajes publicados en medios alemanes, llevaron al eurodiputado Gerhard  Schmid  a  escribir  en  el  informe  definitivo de la Comisión Echelon  que  el objetivo de la NSA al entregar las supuestas escuchas a General  Motors  era la "protección de los secretos de empresa [...] que López  deseaba  facilitar a WV (listas de precios, planes secretos sobre una  nueva fábrica de coches y nuevos utilitarios)". Según el Parlamento Europeo,  "López  es  descubierto y el procedimiento judicial se detiene [...] mediante el pago de multas". [19]          La mención, que es apenas un apunte en el informe de la Comisión Echelon,  sirve  sin  embargo  para aclarar cómo los abogados de GM y VW pudieron  llegar  a  un  acuerdo  extrajudicial  tan rápido, pues apenas estuvieron  negociando  un  mes, concretamente entre diciembre de 1996 y enero  de  1997.  Para General  Motors  hubiera  sido mejor obtener una cuantiosa  indemnización  tras  ganar  el  proceso  judicial, ya que, al margen  de  vídeo,  en  la  fiscalía  de Darmstadt había pruebas más que suficientes  en contra de Arriortúa y de Volkswagen. En cambio, más bien parece  que  VW  supiera  de la existencia de las escuchas prácticamente desde  la  apertura  del  caso. De hecho, si la grabación era filtrada a algún medio de comunicación, las carreras de "Superlópez" y de Ferdinand Piëch,  así  como  el futuro de Volkswagen, quedarían en entredicho para siempre. Pero la difusión de la grabación de la videoconferencia también podría  perjudicar a General motors, porque posiblemente los abogados de Volkswagen  acusarían  entonces  a  la empresa norteamericana de haberle facilitado  el  vídeo  a  la  fiscalía  de Dramstadt y su instrucción se anularía automáticamente. Así pues, la mejor salida par ambos consorcios era el acuerdo extrajudicial al que llegaron en enero de 1997.          Pero  el  "caso  López"  también parece crucial para entencer el apoyo  del  Gobierno  alemán  a  la  puesta  en marcha de la comisión de investigación  sobre  "Echelon"  en  el  Parlamento  Europeo. Uno de los miembros  del consejo de vigilancia de Volkswagen que aceptó la dimisión de  Arriortúa  a finales de 1996 era el entonces primer ministro de Baja Sajonia,  Gerhard  Schröder, quien se convertiróa en canciller alemán en 1998  y  fue  reelegido  en 2002. Se desconoce si el político suop de la existencia del vídeo cuando aún no era canciller, pero aunque se hubiera enterado  más tarde, es fácil que albergara un cierto resentimiento ante el  espionaje  tecnológico llevado a cabo por Estados Unidos, sobre todo por los apuros que pasó Volkswagen. No en vano, la marca automovilística es  el bastón económico de Baja Sajonia, la región que entonces presidía Schröder. De hecho, su beligerante actitud contra "Echelon" no fue vista con buenos ojos en Washington. Además, cuando se hizo público el informe definitivo  de la comisión del Parlamento Europeo, donde se afirmaba que "Echelon"  es  una  herramienta  "intolerable" si se usa "para conseguir ventajas  competitivas",  el  documento llevaba la firma de otro alemán, Gerhard Schmid, miembro del partido socialdemócrata de Schröder.          Como  respuesta, la Agencia de Seguridad Nacional norteamericana anunció  por  sorpresa el cierre de la base "Echelon" de Bad Aibling, en Alemania.  La  breve  nota,  publicada  en su página de Internet el 3 de junio  de  2001,  decía  que  se  devolvería el predio a las autoridades alemanas  en  2003. Sin embargo, tras los atentados del 11 de septiembre de  2001,  parece que el Gobierno estadounidense se echó atrás y decidió mantener  abierta  la  estación de escuchas, que sigue funcionando en la actualidad. [20]           [16]. Agencia Efe. "ARRIORTÚA-EXTRADICIÓN / Arriortúa dice quese siente  más  orgulloso  que  nunca  de su país." Teletipo. Madrid, 19 de junio de 2001.          [17].  Procedimiento  del  Gran Jurado. Asunto 98-6-33. Pieza de Convicción  C.  "Declaración  jurada  justificativa  de  la solicitud de extradición  de  José Ignacio López de Arriortúa". Firmada por Pamela A. Matson,   agente  especial  del  FBI  ante  Marc  L.  Goldman,  juez  de instrucción,  el  17  de  abril  de  2000. Tribunal de Distrito Federal. Distrito  Oriental  de  Michigan.  División  Sur. Pp. 118 a 127 según la numeración  de  la  Audiencia  Nacional, Madrid. Véase Anexo [al libro], Documento 5.          [18]. Gerard Schmid (ponente). Op. cit.          [19]. Íbid          [20].  Agencia Efe. "EE.UU.-DEFENSA / EE.UU. cerrará estación de espionaje  electrónico en Alemania." Teletipo. Washington, 3 de junio de 2001


--
Publicado por VRedondoF para PEyT el 1/25/2010 12:50:00 PM